Ilusiones y Entusiasmo
El término Ilusión en general en términos médicos se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo real. O como lo definen otros autores, es el resultado de una combinación de poca claridad perceptiva y de un estado emocional intenso.
Bajo el punto de vista emocional, la Ilusión se define como un estado de ánimo positivo en el que interviene la ensoñación y la esperanza de algo bueno. Puede interpretarse también como la antesala del entusiasmo.
El Entusiasmo puede ser entendido como un estado de gran arrebatamiento y alegría.
Una persona que tiene Entusiasmo está dispuesta a enfrentar dificultades y desafíos. No se deja abatir por los fracasos y trasmite confianza a los demás a su alrededor.
El Entusiasmo es un estado de ánimo optimista con exaltación del ánimo por algo que causa admiración o placer. O también puede ser el tener gran interés en algo en lo que se va a poner mucho esfuerzo y empeño.
El Entusiasmo puede ser endógeno, o sea que depende de estímulos internos, o exógeno, que depende de estímulos externos.
En tiempos de indignación, cuando mucha gente se siente invadida por la desesperación y la impotencia, vale la pena tener en cuenta que por nuestro cuerpo sigue circulando la vida. Que podemos sentirnos vivos. Que podemos seguir sintiendo y amando, ilusionándonos y entusiasmándonos. Y que seguimos teniendo la posibilidad de decidir y de cambiar.
Si vivimos con sentimientos e imágenes negativas, esto tendrá consecuencias no deseables sobre nuestra salud y sobre nuestra vida. Si, por el contrario, intentamos que las emociones sean positivas, los efectos también lo serán.
Los humanos podemos sentir emociones y sentimientos contradictorios a la vez. O sea que podemos simultanear la indignación o la sensación de impotencia con el coraje, la Ilusión y el Entusiasmo. En nuestras manos está fomentar más unas emociones u otras.
El desánimo ahuyenta a las personas de nuestro entorno. El Entusiasmo se contagia y las atrae. El Entusiasmo es energía creadora.
Quien se pregunta para qué sirve ilusionarse y entusiasmarse ante las dificultades que nos pone la vida, se puede responder que para convertirlas en posibilidades.
Esta manera de pensar no demuestra insensibilidad hacia las personas que lo están pasando mal y se encuentran desanimadas y abatidas, puesto que no se trata de proponer brindis al sol o de fomentar esperanzas ficticias. Únicamente se plantea qué utilidad pueden tener los estados de ánimo negativos y cuánto tiempo se quiere permanecer en ellos.
Hoy se sabe que los procesos internos emocionales no dependen únicamente de factores externos, sino de los estímulos que podemos crear en nuestra propia mente.
Pasar del desánimo a la Ilusión es un ejercicio de manejo de nuestros sentimientos y nuestras palabras. De bloquear los pensamientos negativos prematuros, de ocuparnos del hoy con optimismo.
Hay que intentar que no nos aplaste la avalancha de mensajes catastrofistas. Pero sin volvernos insensibles a los problemas que existen a nuestro alrededor.
Con un mal ánimo solamente nos regodearemos en las cosas malas. Con un buen ánimo generaremos impulsos positivos para intentar contribuir a solucionarlas.
Tal vez el secreto para mantener el buen ánimo está en fijarse y vivir las pequeñas cosas buenas que hay a nuestro alrededor, y en las que podemos poner la atención. Tal como son: un día de sol, una buena música, un bocado sabroso, las sonrisas y los gestos amables.
El Tema: Ilusiones y Entusiasmo, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoaltelefono.es