Hepatitis B
Es una enfermedad del hígado causada por el virus de la Hepatitis B.
Se trata de una enfermedad infecto-contagiosa que cursa con un proceso agudo que posteriormente puede llegar a hacerse crónico y puede acabar dando complicaciones graves tales como la cirrosis, cáncer de hígado o insuficiencia hepática.
Es la infección más común en todo el mundo, la padecen aproximadamente 360 millones de personas y, junto a la Hepatitis C, la causa más frecuente de enfermedad hepática crónica y de sus posibles graves complicaciones.
El tratamiento de la Hepatitis B es posible en determinados casos, pero la vacunación es la medida preventiva más importante que se puede llevar a cabo tanto para prevenir la infección y reducir el número de portadores de virus como para de esa forma reducir su transmisión o contagio.
Historia de la Hepatitis B
En 1885, como consecuencia de un brote de viruela, se vacunaron 1289 trabajadores de unos Astilleros en los que se utilizó linfa de otros individuos.
Tras varias semanas, y hasta 8 meses más tarde, aparecieron 191 de las personas vacunadas con el mismo lote, con ictericia y otros síntomas que llevaron al diagnóstico genérico de hepatitis vírica, mientras otros individuos vacunados con otros lotes diferentes permanecieron sanos.
Turnan hizo un buen estudio epidemiológico de aquel caso epidemiológico.
A partir de 1909, con la introducción de agujas hipodérmicas que se reutilizaban para el tratamiento de la sífilis con Salvarsan, que era un producto que se administraba como inyectable, aparecieron de nuevo muchos casos de la misma hepatitis observada años atrás.
MacCallun hizo un seguimiento de varios de estos casos con el estudio epidemiológico correspondiente.
En 1947 Dane y sus colegas, siguiendo los trabajos de MacCallum, descubren por primera vez las partículas virales del virus responsable de esta hepatitis, en un microscopio electrónico.
En 1980 al fin fue secuenciado el genoma del virus y comenzaron a hacer estudios experimentales de las primeras vacunas.
Bleumberg descubrió el antígeno Australia en 1963 Este antígeno se conoció más adelante, como antígeno de superficie de la Hepatitis B (HBsAg), y que es fundamental para hacer el diagnóstico de la enfermedad.
Por este importante descubrimiento Blumberg va a recibir el premio Nobel de Medicina en 1976.
Epidemiología de la Hepatitis B
La Hepatitis B se propaga por contagio con sangre, semen u otro fluido corporal de una persona infectada.
Las regiones de baja prevalencia de Hepatitis B, como Estados Unidos y Europa Occidental, donde menos del 2 % de la población está infectada, las principales vías de transmisión son la inyección de drogas y las relaciones sexuales sin protección.
En las zonas de prevalencia moderada, incluida Europa del Este, Rusia y Japón, del 2 al 7% de la población está infectada y la enfermedad es frecuente en niños por transmisión durante el parto.
En las zonas de alta prevalencia, regiones de China y el Sudeste de Asia y África (más del 8 % de la población infectada), suele aparecer por transmisión durante el parto, falta de higiene en la infancia y por no usar preservativos en las relaciones sexuales.
La prevalencia de la Hepatitis B está en franco descenso en países con una buena política de vacunación.
Etiología – Causas de la Hepatitis B
La infección la causa el virus de la Hepatitis B (VHB o HBV).
El virus tiene 8 genotipos que se distribuyen de forma desigual geográficamente.
La infección puede propagarse a través de:
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- Transfusiones de sangre o contacto directo con sangre.
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- Contacto sexual.
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- Tatuajes, acupuntura, piercing.
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- Agujas compartidas al consumir drogas.
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- Compartir elementos personales (cepillo de dientes, máquina de afeitar, cortaúñas,…)
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- Durante el parto, al bebé de una madre infectada.
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- Entre miembros de la familia, saliva, heridas,…
Factores de Riesgo
Los factores de riesgo que predisponen a la infección son:
Nacer de padres procedentes de regiones de alta tasa de infección.
Estar infectado por VIH.
Estar sometido a hemodiálisis.
Tener múltiples compañeros sexuales (homo o heterosexuales).
Tener relaciones sexuales con una persona infectada sin usar preservativo.
Compartir agujas para inyectarse drogas.
Hacerse tatuajes o perforaciones con material que se usó en otras personas.
Pincharse con una aguja contaminada.
Transfusión de sangre.
Compartir elementos personales de personas infectadas.
Transmisión de a madre infectada al bebé durante el parto.
Lactancia materna de mujeres infectadas.
Tratamientos cosméticos, peluquería, odontología, con material contaminado.
Contacto entre niños (moco, salivación) en zonas endémicas.
Contacto de madre portadora con sus hijos y estos a su vez por contacto con otros niños en guarderías, centros escolares o compañeros de juegos.
Centros de pacientes con enfermedades crónicas (retraso de funciones mentales, incontinencia de esfínteres, etc.).
Síntomas de Hepatitis B
Tras el primer contacto de una persona con el virus de la Hepatitis B puede ocurrir alguna de las siguientes opciones:
Que no aparezca ningún síntoma en la persona que ha tenido el contacto.
Puede aparecer malestar y síntomas leves durante días o semanas.
Aparecer la enfermedad grave o incluso una hepatitis fulminante.
El periodo de incubación de esta enfermedad generalmente puede estar ente unas 4 y unas 26 semanas
Existe una forma asintomática de Hepatitis B con curación total y adquisición de resistencia permanente. Esto ocurre en un 80 % de los casos.
En algunos casos pueden transcurrir entre 1 y 6 meses hasta que aparecen los primeros síntomas de Hepatitis aguda. Los más importantes son:
-Fatiga.
-Náuseas.
-Fiebre discreta.
-Pérdida de apetito.
-Dolores musculares y articulares.
-Dolor de estómago.
-Diarrea.
-Dolor de cabeza.
-Ictericia (poco frecuente).
-Orina oscura.
-Heces blanquecinas.
Un 7 % de los infectados presentan cronificación de la Hepatitis B, y de estos, un 10 % se curan.
Un 0,1 % presenta Hepatitis fulminante con una muy alta mortalidad.
La infección por Hepatitis B aguda no suele requerir tratamiento específico, únicamente se han de tomar medidas generales y tratamiento sintomático, porque la mayoría se cura espontáneamente.
Diagnóstico de la Hepatitis
Para diagnosticar y vigilar la Hepatitis B se hacen las siguientes pruebas
Además de la historia clínica, exploración del paciente y una analítica general se han de realizar:
-Anticuerpo contra el antígeno de superficie de la Hepatitis B (Anti-AgHBs).
Un resultado positivo significa que hubo una hepatitis B en el pasado, que la hay o que está vacunado contra esta hepatitis.
-Anticuerpo contra el antígeno central del virus de la Hepatitis B (Anti-AgHBc).
Un resultado positivo significa que hubo una infección reciente o una infección en el pasado.
-Antígeno de superficie de la Hepatitis B (AgHBs).
Un resultado positivo significa que hay una infección activa.
-Antígeno de superficie de la Hepatitis E (AgHBe),
Significa que hay una infección por Hepatitis B muy activa.
Una vez diagnosticada la Hepatitis B se ha de verificar el daño hepático existente, para ello hay que realizar los siguientes exámenes:
-Nivel de albúmina.
-Pruebas de función hepática.
-Tiempo de protrombina.
Los pacientes con Hepatitis B crónica necesitarán realizarse exámenes de sangre periódicamente para vigilar la evolución de la enfermedad.
El Tema: Hepatitis B. Epidemiología. Causas. Factores de Riesgo. Síntomas, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoaltelefono.es