Envidia
Síndrome de Solomon
Se dice que alguien padece este síndrome cuando toma decisiones o adopta comportamientos destinados a evitar sobresalir, destacar o brillar en un determinado grupo social y cuando se autoboicotea para no sobresalir en ese grupo.
Es el miedo a llamar la atención en exceso e incluso a triunfar, por miedo a que esas virtudes y esos logros provoquen la Envidia y malos deseos de los demás.
Así mismo es el miedo a ser vulnerables quedando a merced de lo que la gente pueda pensar y decir.
Este síndrome revela falta de autoestima al pensar que nuestro valor depende de lo que la gente nos valore, si bien es cierto que el entorno en general ve mal que a alguien le vayan bien las cosas.
En el fondo el Síndrome de Solomon es el miedo a la Envidia.
Formas de expresión de la Envidia
La Envidia tiene diferentes formas de expresión.
Según José Luís Cano Gil, la Envidia puede expresarse en “críticas, ofensas, dominación, rechazo, difamación, agresiones, rivalidad, venganzas”.
A escala individual, la Envidia suele formar parte de muchos trastornos psicológicos (complejos, ansiedades, depresiones, malos tratos…).
En las relaciones personales, familiares y de pareja, está involucrada en muchos conflictos y rupturas.
En lo sociopolítico, su influencia es determinante.
Por ejemplo, la Envidia masculina del poder sexual, emocional y procreador de las mujeres alimenta el machismo.
La Envidia de la fuerza y despreocupación del varón nutre el feminismo.
La Envidia de los pobres estimula la protesta social.
Así mismo la Envidia de los ricos fomenta sus luchas intestinas.
La Envidia de los vanidosos sostiene las artes y espectáculos.
La Envidia de las mujeres robustece el colosal negocio de la belleza y las modas.
También la Envidia de los hombres excita su competitividad y sus negocios.
La Envidia sexual es el combustible del morbo y la pornografía.
La Envidia económica desenfrena el motor consumista… Etcétera.
La Envidia y los celos son sentimientos distintos. La Envidia nace de las carencias del sujeto, los celos nacen del miedo a perder el afecto de la persona amada. Ambos sentimientos a menudo van juntos.
La Envidia puede crear un profundo malestar alrededor del envidioso, pero sobre todo es un sentimiento autodestructivo, que, a quien más daña es a quien la siente.
Qué hacer si sientes Envidia
Aprende del otro en lugar de quedarte deseando lo que tiene.
Si sientes Envidia, acepta que es una emoción natural pero no permitas que aumente hasta dificultarte la vida.
Admite que nada es perfecto. Se honesto contigo mismo y considera que aquello que envidias quizás sean aspectos que tu tienes que trabajar y mejorar.
No te castigues, acepta tus limitaciones, trabaja para superarlas.
En esta vida todos somos maestros de todos y aprendemos constantemente unos de otros. En lugar de quedarte deseando las cosas de otro, aprende cómo lo hace y lo obtiene.
Consejos para quienes son víctimas de la Envidia
Mantén una actitud de distancia y confianza mínima con quienes consideras que pueden envidiarte y evita hacer comentarios negativos.
Si descubres que alguien te Envidia y no tiene influencia en tu vida, evita esa relación.
Cuando la persona es de tu entorno cercano intenta conocer la causa de su Envidia y enseñarle como conseguir lo que desea.
Si sientes que eres víctima de Envidia asume que tu no eres responsable de generar ese sentimiento y que el problema es de la otra persona.
La relación con una persona envidiosa siempre es una relación malsana y tóxica. En cuanto detectes a un envidioso evita la relación con él.
El Tema: Envidia. Síndrome de Solomon, ha sido revisado, elaborado y resumido, por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna y Neurología, para publicar en: www.tumedicoaltelefono.es