Cuidar al Cuidador
Cuando alguien pasa mucho tiempo cuidando a una persona dependiente (física o psíquica), el desgaste personal es intenso, tanto físico, por el esfuerzo, como psíquico por encontrar a veces escasa compensación al trabajo realizado, porque a pesar de todo el esfuerzo empleado en mantenerla, la persona cuidada se deteriora cada vez más.
Las mujeres y los hombres que dedican su tiempo al cuidado de una persona en situación de dependencia (transitoria o definitiva) son aquellas que prestan los apoyos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de la vida diaria de la persona a la que cuidan.
La actividad que desarrollan las personas cuidadoras es complicada y difícil ya que la mayor parte de las veces supone anteponer el cuidado de la persona dependiente a su vida familiar y personal.
Aunque a veces se pueden repartir las tareas entre varios miembros de la familia, la carga y la responsabilidad recae habitualmente sobre la persona que asume los cuidados, cuidador o cuidadora principal.
Las cuidadoras y cuidadores deben tener a su alcance todos los apoyos necesarios que favorezca
n su buen estado de salud y puedan identificar y atender sus propias necesidades, así como afrontar con fortaleza emocional los problemas y las dificultades diarias que surgen como consecuencia de esta tarea. Para ello necesita tener los conocimientos adecuados sobre la situación de la persona dependiente y cómo prestar los cuidados sin que se afecte su estado de salud física y mental, a largo plazo.
El Cuidador necesita apoyo de su entorno, pero también ha de saber cuidar de sí mismo.
Éstos son una serie de consejos útiles:
Prémiate con algo que te guste por todas las cosas que haces bien a diario.
Debes hacer un descanso diario suficiente.
Comunícate con la persona a la que cuidas, todo lo que sea posible.
No te aísles. Dedica un tiempo semanal a actividades de ocio.
A lo largo del día haz alguna pausa para darte un respiro.
No pretendas hacerlo todo siempre. El tiempo es limitado y las obligaciones también tienen que serlo.
Mira el lado bueno de las cosas.
Cultiva el buen humor y no te culpabilices por sentirte bien.
Aprende a decir «no». A veces hay que decirlo.
No tienes que saber ni poder hacer todo, pide ayuda cuando la necesites.
Consulta a un fisioterapeuta para aprender a moverte, llevar cargas y evitar problemas lumbares y de espalda.
Pide ayuda para cargar con la persona dependiente, entre dos se hace mejor.
Utiliza todos los recursos necesarios que estén a tu alcance (grúas, articulación de camas, asientos de ducha, etc.).
Cuidar la espalda. No debes doblarla al coger peso.
Para levantar a una persona tienes que acercarla todo lo posible a tu cuerpo, muévete en bloque y reparte el peso de forma homogénea.
Para trasladarla, camina separando los pies, esto te ayuda a mantener el equilibrio.
Realiza estas actividades en un espacio sin obstáculos y comprueba que sillas y camillas están frenadas.
Evitar cargar pesos a niveles más altos de la cintura.
Comunícate, si es posible, con la persona a la que atiendes para que colabore en los movimientos a realizar.
Evita permanecer en la misma postura durante mucho tiempo.
Cuando quieras descansar sentado, hay que mantener la pelvis hacia atrás, la espalda apoyada en el respaldo, las rodillas a una altura un poco superior a la de las caderas y los pies apoyados en el suelo.
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El Tema: Cuidadores. Cuidar al Cuidador. Dependencia y Cuidadores, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna, para publicar en: www.tumedcoaltelefono