Sentido del Humor IX. La función sexual del Humor

13 de abril de 2013
Sentido del Humor IX. La función sexual del Humor
Escrito por: Dra. Romero Martín

 

Sentido del Humor

La Función Sexual del Humor

Probablemente el Humor Sexual existe desde la presencia del hombre en la tierra, pero nadie, hasta Freud, había hablado abiertamente y bajo el punto de vista científico de la sexualidad ni del Humor en la sexualidad («El chiste y sus relaciones con el inconsciente«).

En estudios posteriores se ha comprobado que los chistes de tipo sexual suelen ser los más populares.

Y esto sigue sucediendo, aunque el tabú sexual ha desparecido prácticamente.

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«Una joven totalmente enamorada de un cantante de moda se queda dormida un día en un banco en el parque, y al despertar le ve sentado a su lado:

-Tu eres el príncipe azul de mis sueños- le dice.

-Si es así-responde él- puedo satisfacer tres deseos tuyos.

-No tengo más que un deseo. Pero lo puedes satisfacer tres veces.»

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Hablar de sexualidad con humor puede ayudar a satisfacer apetitos que, de otra forma, no se pueden satisfacer en cualquier momento y con cualquier persona, por imposición de las reglas sociales.

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Erase una princesa que paseaba por el borde de un estanque. Su sombrero cayó al agua y aparece una rana que lo atrapa y se lo devuelve.

-¿Cómo podré agradecértelo? -Pregunta la princesa.

-Tengo frío -dijo la rana- llévame a tu cama.

A la mañana siguiente, cuando la madre de la princesa entró en la habitación de esta y la encontró en la cama con un hombre desnudo, no estuvo dispuesta a creer una palabra de la historia que le contó su hija»

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Un chiste sexual no tiene por qué ser grosero. Se ha comprobado que es más eficaz cuanto mayor sea la sutileza que se emplea en las alusiones.

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«Un joven muy elegante entra en una casa de citas y se dirige a la patrona:

-Señora, deseo pedir algo muy especial y no se si,…

-Señor -le interrumpe- Aquí el cliente manda, no se preocupe porque le acompañará Teresa que le puede complacer en cualquier cosa que pida.

Casi al momento de subir con Teresa, el joven desciende. La patrona le mira extrañada.

-¿Qué? ¿Ya está?

-No señora. Teresa se ha negado.

-¿Cómo? Esto es increíble, una vergüenza para esta casa. Me va a oir Teresa, pero, vamos a ver, que todavía podemos arreglarlo. ¿Qué es lo que desea?

-¡Que me fíen!»

 

La Rivalidad de los Sexos

Otro aspecto del Humor en el que éste se utiliza para rebajar al prójimo, ha sido con el eternamente conocido personaje del «cornudo».

Es un tema que abundaba en chistes y comedias, aunque cada vez se utiliza menos. Antes que los matrimonios eran para toda la vida, y las actitudes eran marcadamente machistas, era risible el tema del marido burlado por la mujer. En la actualidad la evolución de la manera de relacionarse de las parejas ha cambiado a una mayor tolerancia en ambos sentidos por lo que los chistes de cornudos abundan menos y tienen menos éxito.

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«Después de hacer el amor, él hombre pregunta:

-Querida, ¿no has deseado nunca ser hombre?

-No, querido, ¿y tú?»

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La mujer, considerada siempre como sexo débil, a veces ha utilizado el Humor para rebajar al considerado sexo fuerte, que es el hombre.

Sin embargo el hombre tiene diferencias y limitaciones biológicas de las que es consciente. Y, con el Humor, también trata a su vez de rebajar a la mujer.

En su esfuerzo por parecer más fuerte, el hombre puede recurrir al Humor sexual.

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«- Mamá, dice una niña, ¿cuando sea mayor me casaré y tendré un marido como papá?

– Claro que si, cariño.

-¿Y si no me caso seré una solterona difícil como la tía Ernestina?

– Sí, querida.

– ¡Ay! ¡Qué dura es la vida de las mujeres mamá!»

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Como es natural, los hombres suelen tener preferencia por los chistes sexuales en los que la víctima es la mujer. Y las mujeres todo lo contrario.

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«Le dice un amigo a otro:-Yo soy homosexual. Pero he de reconocer que ser bisexual dobla tus posibilidades de ligar el sábado por la noche.»

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«Una mujer lleva a su marido al médico, porque bebía mucho y estaba, entre otras cosas, mal del hígado. El médico le hace una serie de recomendaciones, que no beba, que no coma grasa, etc. Y ¡Suspéndale los huevos!

Al día siguiente vuelve la mujer: – Mire Dr., le he tenido toda la noche en la cama con las piernas abiertas y los huevos suspendidos con un pañuelo. Y tanto él como yo decimos que no se pueden mantener esas posturas durante mucho tiempo porque ya estamos los dos muy cansados.»

 

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