Enfermedad Vascular Periférica
La Enfermedad Arterial Periférica es, junto a la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular, una de las manifestaciones clínicas básicas de la Enfermedad Arterioesclerótica.
Es una enfermedad degenerativa, progresiva y multifocal, o sea que aparece en diversas zonas del cuerpo.
Se caracteriza por la aparición de placas de ateroma en el interior de las arterias, que van creciendo y las van obstruyendo, obstaculizando de esta forma el paso de la sangre.
Se producen manifestaciones clínicas, sobre todo al hacer ejercicio, porque es mayor la demanda de sangre en ciertas zonas. Pero en fases más avanzadas, incluso en reposo hay síntomas.
La enfermedad se asocia con factores de riesgo cardiovascular tales como el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes, obesidad, etc.
Cuando se manifiesta en un lugar, suele ser indicativo de que las alteraciones vasculares están además extendidas por otras zonas del cuerpo.
Es más frecuente en el sexo masculino.
La incidencia aumenta con la edad.
Afecta al 1-2 % de varones menores de 50 años, al 5 % de la población general entre 50 y 70 años y a más del 10 % de las personas mayores de 70 años.
En la Enfermedad Vascular Periférica se consideran dos grupos de pacientes:
1.- Por un lado, los pacientes con factores de riesgo cardiovascular, pero que no presentan síntomas.
Hay que valorar los riesgos de estos pacientes, e intentar detectar una enfermedad vascular, aunque no haya dado síntomas.
Para ello una prueba muy válida es el índice tobillo-brazo, que consiste en medir la tensión arterial sistólica en el tobillo y el brazo, mediante un doppler y un esfignomanómetro.
Esta prueba posee una sensibilidad del 95 % para detectar pacientes que ya presentan lesiones arteriales, aunque éstas no se hayan manifestado con síntoma alguno.
2.- Por el otro, Pacientes con sospecha de Claudicación Intermitente.
En este grupo de pacientes hay que descartar otros tipos de Claudicación no vascular, haciendo: Exploración completa e historia clínica exhaustiva. Auscultación para intentar detectar posibles soplos. Palpación de todos los pulsos distales. Determinación de índice tobillo-brazo (ITB).
Las pruebas de imagen (arteriografía, angioresonancia, etc.) solo muestran la localización de las obstrucciones en caso de que las hubiera, no la indicación de revascularización.
Los pacientes con enfermedad arterial periférica pueden tener síntomas o no. El más frecuente es la Claudicación Intermitente.
Claudicación Intermitente
Se llama así porque aparece dolor al caminar en extremidades inferiores y desaparece con el reposo.
Lo típico es que el paciente camine una distancia que al principio puede ser larga, cuando comienza a sentir el dolor cada vez más intenso en una de las dos piernas, se siente a descansar y el dolor desaparece con el reposo.
Posteriormente puede continuar caminando hasta que vuelve a aparecer el dolor y de nuevo tiene que descansar.
Las distancias a las que aparece el dolor son cada vez más cortas a medida que la enfermedad avanza.
En un grado avanzado el dolor aparece en reposo.
Las personas que padecen Claudicación Intermitente tienen un riesgo alto de sufrir un accidente cardiovascular.
Este aumento de riesgo es independiente de la edad, el sexo o la presencia de enfermedad coronaria o diabetes
Los pacientes con un grado avanzado de Enfermedad Vascular Periférica tienen un riesgo elevado de amputación de miembros. O de muerte por otras causas.
Tratamiento de la Enfermedad Vascular Periférica
Los objetivos fundamentales del tratamiento de esta enfermedad van a ser:
Disminuir todo lo posible la mortalidad cardiovascular.
Aumento de la distancia de Claudicación, en personas que ya la padezcan.
Reducción del riesgo de amputaciones en personas con enfermedad grave.
El tratamiento de los pacientes sin síntomas va dirigido a corregir los factores de riesgo tales como son:
Dejar el tabaco, los fumadores.
Reducir el peso, las personas que tengan sobrepeso
Aumentar en lo posible la actividad física.
Control de hipertensión, diabetes y colesterol.
El Tratamiento en pacientes con Claudicación Intermitente no severa va dirigido a aumentar la distancia de Claudicación y, por tanto, a mejorar la calidad de vida del paciente.
Los fármacos que se utilizan a criterio del especialista son el Cilostazol y el Naftidrofurilo.
Además, son útiles las estatinas que controlan el colesterol y aumentan distancia de Claudicación.
Los antiagregantes y el aumento de ejercicio físico han demostrado un beneficio importante, tanto en la evolución de la Enfermedad Vascular, como en la reducción del riesgo cardiovascular. Se usa ácido acetil-salicílico (75-300 mgr al día)
Por último, el tratamiento quirúrgico que consiste en revascularizar la zona afectada, en pacientes que no mejoran con los tratamientos anteriormente descritos.
El Tema: Enfermedad Vascular Periférica y Claudicación Intermitente. Causas y Tratamiento ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoaltefono.es