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Síndrome Articular Doloroso
El dolor que afecta a más de una articulación se denomina dolor poliarticular. Una articulación puede simplemente ser dolorosa (artralgia) o también puede estar inflamada (artritis).
Las causas más frecuentes son de tipo mecánico (sobrecarga, contusiones, etc.) o degenerativo (osteoartrosis), aunque también puede deberse a procesos inflamatorios, infecciosos o neoplásicos.
En ocasiones, el dolor que parece originarse en las articulaciones, procede de estructuras extraarticulares como ligamentos, tendones o músculos.
El dolor articular verdadero (artralgia) puede o no ir acompañado de inflamación de la articulación (artritis). Por otra parte, el síntoma más frecuente de la inflamación articular es el dolor.
Las articulaciones inflamadas también pueden estar calientes e hinchadas, y con menos frecuencia, la piel que las cubre puede estar enrojecida.
La artralgia puede afectar únicamente a las articulaciones de las extremidades o también a articulaciones como la columna vertebral o la pelvis.
El dolor puede ocurrir solo con el movimiento articular o también estar presente en reposo.
Otros síntomas, tales como erupción cutánea, fiebre, dolor ocular o llagas en la boca, pueden estar presentes dependiendo de la causa del dolor articular.
Algunos trastornos afectan con más frecuencia a la misma articulación en ambos lados del cuerpo (por ejemplo, ambas rodillas o ambas manos) que otros. Esto se denomina artritis simétrica.
También, en algunos trastornos, una crisis aguda de artritis permanece en las mismas articulaciones durante toda la duración del brote. En otros casos, las artritis se desplazan de una a otra articulación (artritis migratoria).
Causas de Síndrome Articular Doloroso
Algunos factores que pueden causar dolor articular son:
Enfermedades autoinmunitarias, como la artritis reumatoidea y el lupus.
Bursitis.
Condromalacia rotuliana.
Cristales en la articulación, gota (se presenta especialmente en el dedo gordo del pie) y artritis por depósito de cristales de dihidrato de pirofosfato de calcio o seudogota.
Infecciones causadas por virus.
Fracturas, osteoartritis, tendinitis.
Osteomielitis (infección del hueso).
Artritis séptica (infección articular).
Esfuerzo o sobrecarga inusual, lo que incluye distensión muscular o esguinces.
Los signos de inflamación en las articulaciones incluyen:
Inflamación, temperatura elevada en el área.
Sensibilidad, enrojecimiento.
Dolor con el movimiento.
Evaluación del Síndrome Articular Doloroso
Se trata de decidir si el dolor está producido por un trastorno exclusivamente articular o si se trata una enfermedad grave que afecta a todo el cuerpo (sistémica).
Los trastornos sistémicos graves pueden necesitar un tratamiento específico e inmediato.
Signos de Alarma en un Síndrome Articular Doloroso
En los pacientes con dolor en más de una articulación, los síntomas que deben motivar una valoración rápida son:
Inflamación, calor y enrojecimiento articular.
Erupción cutánea de comienzo reciente, puntitos, manchas violáceas o uñas picadas.
Úlceras en la boca, en la nariz o en los genitales.
Dolor torácico, dificultad respiratoria o tos de inicio reciente o grave.
Dolor abdominal.
Fiebre, sudoración, pérdida de peso o escalofríos.
Enrojecimiento o dolor ocular.
Pruebas Diagnósticas para el Síndrome Articular Doloroso
Las siguientes pruebas en general son las más importantes:
Análisis del líquido sinovial o articular que se extrae mediante punción, y cultivos del líquido para ver si existe una infección.
Velocidad de sedimentación globular y niveles de proteína C-reactiva.
Análisis de sangre en busca de autoanticuerpos. La presencia de ciertos autoanticuerpos en sangre puede indicar una enfermedad autoinmune, como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico.
A veces son necesarias pruebas de diagnóstico por la imagen, en especial si hay alguna posibilidad de que se trate de un tumor óseo o articular. Se realizan radiografías, TAC o una resonancia magnética nuclear.
Si se sospecha la existencia de un trastorno concreto, pueden ser necesarias otras pruebas.
reducir la inflamación y el dolor
Los síntomas por lo general pueden aliviarse antes de conocer el diagnóstico.
La inflamación se puede tratar con fármacos antiinflamatorios no esteroideos.
El dolor sin inflamación se trata, por lo general, con paracetamol.
La inmovilización de la articulación con una férula o un cabestrillo, a veces puede aliviar el dolor.
La aplicación de calor puede disminuir el dolor causado por espasmo de la musculatura periarticular después de un traumatismo.
La aplicación de frío puede ayudar a aliviar el dolor causado por la inflamación articular.
El calor o el frío deben aplicarse durante al menos 15 minutos cada vez para permitir su penetración en profundidad. La piel debe protegerse del calor o frío extremos. Por ejemplo, el hielo se debe introducir en una bolsa de plástico y envolverse en una toalla.
Después de que el dolor agudo y la inflamación han disminuido, la fisioterapia puede ser útil para recuperar o mantener los movimientos y fortalecer los músculos.
En los pacientes con artritis crónica, es importante mantener la actividad física para evitar la rigidez articular permanente y la pérdida de masa muscular.
Ayudan a regenerar los tejidos del cuerpo, en especial cartílagos, huesos y tendones.
Mantienen las articulaciones en perfecto estado de salud al mejorar su movilidad.
Ayudan a evitar y prevenir lesiones deportivas y a recuperarse antes de ellas.
Disminuyen el dolor de articulaciones en personas de avanzada edad.
Mejoran el aspecto de la piel, el cabello y las uñas.
El Tema: Síndrome Articular Doloroso. Causas. Evaluación del Síndrome. Diagnóstico. Tratamiento, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoaltelefono.es