Muerte Cerebral
El concepto de Muerte Cerebral hubo de establecerse ante las dudas que surgían para la donación de órganos de un «cadáver» a una persona viva.
Para que los órganos a trasplantar sean válidos han de estar vivos en el momento de la extracción. O sea, que una persona con Muerte Encefálica a la que se le va a extraer algún órgano, tiene que estar conectada a un respirador para que sus estructuras orgánicas mantengan el riego sanguíneo y estén oxigenadas y «vivas».
Este sujeto estará muerto de forma efectiva y será cadáver en el momento que, una vez extraído el órgano u órganos donados, sea desconectado del respirador y de la estructura vital básica.
Para regular el proceso en España, se promulga la Ley39/1979 de 27 de Octubre, sobre extracción y trasplante de órganos, que es desarrollada por el Decreto 426/1980, de 22 de Febrero.
Debido a los avances técnicos y científicos, estas disposiciones fueron derogadas por el Real Decreto 2070/1999 de 30 de Diciembre, por el que se regulan las actividades de obtención de órganos humanos. Incluyendo novedades como la donación tras la muerte por parada cardiorrespiratoria.
Además se tiene en cuenta la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y el Convenio del Consejo de Europa para la protección de derechos humanos y la dignidad del ser humano respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina.
Finalmente tenemos el Real Decreto 1825/ 2009, de 27 de Noviembre, por el que se aprueba el Estatuto de la Organización Nacional de Trasplantes y el Real Decreto 1301/2006, de 10 de Noviembre, por el que se establecen las normas de calidad y seguridad para la donación, la obtención, la evaluación, el procesamiento, la preservación, el almacenamiento y la distribución de células y tejidos humanos. Modificado por el Real Decreto Ley 16/2012, de 20 de Abril.
El Real Decreto 1723/2012, de 28 de Diciembre, por el que se regulan las actividades de obtención, utilización clínica y coordinación territorial de los órganos humanos destinados al trasplante. Y se establecen requisitos de calidad y seguridad.
El Anexo I dicta los protocolos de Diagnóstico y certificación de muerte para la obtención de órganos de donantes fallecidos:
1. Diagnóstico y certificación de muerte
El diagnóstico y certificación de la muerte de una persona se basará en la confirmación del cese irreversible de las funciones circulatoria y respiratoria. O de las funciones encefálicas (muerte encefálica), conforme establece el artículo 9 del presente real decreto.
2. Diagnóstico de muerte por criterios neurológicos (muerte encefálica)
1. Condiciones diagnósticas.
Coma de etiología conocida y de carácter irreversible. Debe haber evidencia clínica o por neuroimagen de lesión destructiva en el sistema nervioso central compatible con la situación de muerte encefálica.
2. Exploración clínica neurológica.
a) El diagnóstico de muerte encefálica exige siempre la realización de una exploración neurológica que debe ser sistemática, completa y extremadamente rigurosa.
b) Inmediatamente antes de iniciar la exploración clínica neurológica, hay que comprobar si el paciente presenta:
1.º Estabilidad hemodinámica.
2.º Oxigenación y ventilación adecuadas.
3.º Temperatura corporal superior a 32º C, y en niños de hasta 24 meses de edad, superior a 35º C. Sin embargo, con el fin de mantener la estabilidad clínica durante la exploración, se recomienda una temperatura corporal superior a en todos los casos.
4.º Ausencia de alteraciones metabólicas y endocrinológicas, que pudieran ser causantes del coma.
5.º Ausencia de sustancias o fármacos depresores del sistema nervioso central, que pudieran ser causantes del coma.
6.º Ausencia de bloqueantes neuromusculares.
c) Los hallazgos fundamentales en la exploración neurológica son los siguientes:
1.º Coma arreactivo, sin ningún tipo de respuesta motora o vegetativa al estímulo algésico producido en el territorio de los nervios craneales; no deben existir posturas de descerebración ni de decorticación.
2.º Ausencia de reflejos troncoencefálicos (fotomotor, corneal, oculocefálicos, oculovestibulares, nauseoso y tusígeno).
3.º Ausencia de respuesta al Test de Atropina. Tras la administración intravenosa de 0,04 mg/Kg de sulfato de atropina no debe existir un incremento superior al 10% de la frecuencia cardíaca basal.
4.º Apnea, demostrada mediante el «test de apnea», comprobando que no existen movimientos respiratorios torácicos ni abdominales cuando la PCO2 en sangre arterial sea superior a 60 mm de Hg.
d) La presencia de actividad motora de origen espinal espontánea o inducida, no invalida el diagnóstico de la muerte encefálica.
e) Condiciones que dificultan el diagnóstico clínico de muerte encefálica. Determinadas situaciones clínicas pueden dificultar o complicar el diagnóstico clínico de muerte encefálica, al impedir que la exploración neurológica sea realizada de una forma completa o con la necesaria seguridad. Tales condiciones son:
1.º Pacientes con graves destrozos del macizo craneofacial o cualquier otra circunstancia que impida la exploración de los reflejos troncoencefálicos.
2.º Intolerancia al test de apnea.
3.º Hipotermia (temperatura corporal inferior o igual a 32 º C).
4.º Intoxicación o tratamiento previo con dosis elevadas de fármacos o sustancias depresoras del sistema nervioso central.
3. Período de observación.
El período de observación debe valorarse individualmente, teniendo en cuenta el tipo y gravedad de la lesión causante, así como las pruebas instrumentales realizadas.
Siempre que el diagnóstico sea exclusivamente clínico, se recomienda repetir la exploración neurológica según los siguientes períodos:
a) A las seis horas en los casos de lesión destructiva conocida.
b) A las veinticuatro horas en los casos de encefalopatía anóxica.
c) Si se sospecha o existe uso de fármacos o sustancias depresoras del sistema nervioso central, el período de observación debe prolongarse, a criterio médico, de acuerdo a la vida media de los fármacos o sustancias presentes y a las condiciones clínicas y biológicas generales del paciente.
Los períodos de observación reseñados pueden acortarse o incluso omitirse a criterio médico. Y de acuerdo con las pruebas instrumentales de soporte diagnóstico realizadas (ver apartado 4).
4. Pruebas instrumentales de soporte diagnóstico.
a) Desde un punto de vista científico, no son obligatorias, excluyendo las siguientes situaciones:
1.º Las referidas en el apartado 2.e.
2.º Ausencia de lesión destructiva cerebral demostrable por evidencia clínica o por neuroimagen.
3.º Cuando la lesión causal sea primariamente infratentorial.
Sin embargo, con el fin de complementar el diagnóstico y acortar el período de observación, sería recomendable la realización de alguna prueba instrumental.
En el caso particular de que la etiología causante del coma sea de localización infratentorial, la prueba instrumental a realizar debe demostrar la existencia de lesión irreversible de los hemisferios cerebrales (electroencefalograma o prueba de flujo sanguíneo cerebral).
b) El número y tipo de test diagnósticos instrumentales a utilizar debe valorarse de forma individual, atendiendo a las características particulares de cada caso y a las aportaciones diagnósticas de las técnicas empleadas. Las pruebas instrumentales diagnósticas son de dos tipos:
1.º Pruebas que evalúan la función neuronal:
a) Electroencefalografía.
b) Potenciales evocados.
2.º Pruebas que evalúan el flujo sanguíneo cerebral:
a) Arteriografía cerebral de los 4 vasos.
b) Angiografía cerebral por sustracción digital (arterial o venosa).
c) Angiografía cerebral mediante Tomografía Computarizada multicorte. Con o sin estudio de perfusión cerebral.
d) Angiografía cerebral mediante Resonancia Magnética Nuclear.
e) Angiogammagrafía cerebral con radiofármacos capaces de atravesar la barrera hematoencefálica intacta.
f) Sonografía doppler transcraneal.
Para el diagnóstico de muerte encefálica y si así lo permiten los avances científicos y técnicos en la materia, se podrá utilizar cualquier otra prueba instrumental no incluida en la relación previa. Siempre que acredite absoluta garantía diagnóstica.
5. Diagnóstico de muerte encefálica no complicado.
Ante un coma de causa conocida, y una vez excluida la existencia de situaciones que pudieran dificultar el diagnóstico clínico (apartado 2.e), un paciente que presente una exploración clínica de muerte encefálica y una prueba instrumental de soporte diagnóstico concluyente, puede ser diagnosticado de muerte encefálica. Sin ser preciso esperar el período de observación a que hace referencia el apartado 3.
6. Diagnóstico de muerte encefálica en situaciones especiales.
En aquellas condiciones clínicas en las que existen circunstancias que dificultan o complican el diagnóstico clínico (apartado 2.e), cuando no haya lesión destructiva cerebral demostrable por evidencia clínica o por neuroimagen. Y cuando exista una lesión causal que sea primariamente infratentorial. Además de la exploración neurológica deberá realizarse, al menos, una prueba instrumental de soporte diagnóstico confirmatoria.
7. Recién nacidos, lactantes y niños.
a) El diagnóstico clínico de muerte encefálica en recién nacidos, lactantes y niños se basa en los mismos criterios que en los adultos, aunque con algunas peculiaridades.
La exploración neurológica en neonatos y lactantes pequeños debe incluir los reflejos de succión y búsqueda. En neonatos, especialmente los pretérmino, la exploración clínica debe repetirse varias veces, ya que algunos reflejos del tronco pueden no haberse desarrollado o ser de incipiente aparición. Lo que hace a estos reflejos muy vulnerables. A su vez, en los niños de hasta 24 meses de edad, la exploración clínica para el diagnóstico de muerte encefálica se realizará previa comprobación de que se cumple la exigencia de temperatura corporal especificada en el apartado 2.b.
b) Cuando se utilicen pruebas instrumentales de soporte diagnóstico en los niños, se tendrán en cuenta las peculiaridades técnicas de los mismos. Por tanto, las pruebas deberán ajustarse a la edad, a las condiciones clínicas y a los estándares y recomendaciones internacionales de las diferentes sociedades científicas.
c) El período de observación recomendado varía con la edad y con las pruebas instrumentales realizadas:
1.º Neonatos pretérmino: aunque no existen guías internacionalmente aceptadas, se recomienda un periodo de observación de 48 horas. Este periodo de observación podrá acortarse a criterio médico, de acuerdo con las pruebas instrumentales de soporte diagnóstico realizadas. Y podrá omitirse si se realiza una prueba diagnóstica que muestre, de forma inequívoca, ausencia de flujo sanguíneo cerebral.
2.º Neonatos (desde la 37 semana de gestación hasta los 30 días de edad): 24 horas. Este periodo de observación podrá acortarse a criterio médico, de acuerdo con las pruebas instrumentales de soporte diagnóstico realizadas. Y podrá omitirse si se realiza una prueba diagnóstica que muestre, de forma inequívoca, ausencia de flujo sanguíneo cerebral.
3.º Niños de más de 30 días hasta 24 meses de edad: 12 horas. Este periodo de observación podrá acortarse a criterio médico, de acuerdo con las pruebas instrumentales de soporte diagnóstico realizadas. Y podrá omitirse si se realiza una prueba diagnóstica que muestre, de forma inequívoca, ausencia de flujo sanguíneo cerebral.
Ver Real Decreto 1723/2012, de 28 de diciembre.
El Tema: Muerte Cerebral. Aspectos Legales, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna y Neurología, para publicar en: www.tumedicoaltelefono.es