Sexualidad. Doble Moral Sexual

20 de enero de 2014
Sexualidad. Doble Moral Sexual
Escrito por: Dra. Romero Martín

Sexualidad

Doble Moral Sexual

La Doble Moral Sexual es un mecanismo por el que se establece una diferencia entre derechos y deberes en materia sexual entre hombres y mujeres.

Según esta Doble Moral la promiscuidad masculina suele representar un símbolo de éxito social y virilidad. Y en cambio por esa misma o una mucha menor promiscuidad una mujer, en algunas culturas, puede ser apedreada hasta la muerte.

Aún en culturas de pensamiento más abierto, el escarceo masculino («una cana al aire») se considera algo saludable e inevitable. Pero curiosamente se denigra a la mujer en el caso de ese mismo escarceo. Se la reduce a la categoría de objeto sexual. O, en muchos casos, de embaucadora que engaña al hombre.

Del mismo mado así como se supone que los hombres tienen necesidades sexuales- También se supone que las mujeres no pueden tener necesidades en relación con la vida sexual. Y, si las tienen y las manifiestan, en muchos casos, se exponen a ser condenadas por la sociedad.

Hay diferencias notables de unas sociedades a otras. E incluso en una misma sociedad de unas generaciones a otras. Pero en la mayoría de las sociedades patriarcales los hombres disfrutan de mucha mayor libertad y permisividad social para practicar el sexo fuera del matrimonio.

Twen Bronde examinó 116 culturas diferentes y únicamente en 13 de ellas se permitía y aceptaba con naturalidad el sexo extramarital a las mujeres.

En las sociedades patriarcales el hombre aprende que la promiscuidad sexual es algo de lo que jactarse. Y las mujeres, que es algo de lo que avergonzarse. Y que, por lo tanto, es mejor ocultar.

En este mismo contexto las mujeres tienden en muchos casos, a mentir ocultando sus infidelidades. Y los hombres a mentir exagerando sus «conquistas».

El cuerpo femenino se ha concebido en esas sociedades como un medio para que el hombre obtenga placer. Y por tanto la sexualidad de la mujer no es propiamente de la mujer sino que se considera que es del hombre que es su pareja. Por ello la infidelidad femenina es uno de los miedos masculinos más comunes. Ser un «cornudo» es equivalente a ser objeto de burla. Es un símbolo de debilidad por parte del hombre. Y un signo de poca virilidad.

Según numerosos estudios, en las culturas donde no existen presiones contra la promiscuidad femenina, las mujeres demandan con casi la misma frecuencia que los hombres relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Alejandra Kollontai denunció que la Doble Moral Sexual se sustenta en la falsa idea de que los hombres tienen derecho a disfrutar de su sexualidad. Y las mujeres no. Porque sus necesidades no son tan fuertes como las de los hombres. Y porque ellas no deben disponer de su propia sexualidad.

En la revolución sexual de los años 60-70 las feministas lucharon por alejar su cuerpo de la jurisdición patriarcal y del macho dominante.

Lo preocupante es que en la represión de la libertad sexual femenina siempre han participado, y siguen participando aún, de manera activa, las propias mujeres.

Muchas de ellas educan a sus hijos trasmitiéndoles esa Doble Moral en la que viven. Y siguen participando en favorcer el papel del macho dominante. Y en las críticas a las otras mujeres que ejercen su sexualidad libremente. Porque las ven como un potencial peligro para «su macho».

Todo ello en lo que deriva es en que, como muestran las encuestas al respecto, se siguen reproduciendo en muchas adolescentes las ideas de que es un seguro de amor si sus novios por ejemplo, no las dejan llevar minifalda. O hablar con otros chicos. O controlan su vida y sus llamadas. Siguen creyendo que la posesividad y los celos son síntomas de cariño.

Y es preocupante el comportamiento de muchos jóvenes del sexo masculino que están de acuerdo y siguen esos patrones. Lo que se traduce de forma activa en un muy alto porcentaje de violencia de género contra sus parejas. Y contra las mujeres en general.

Sólo con ver una telenovela clásica comprobamos que, aunque parezca increible, se siguen reproduciendo los esquemas de «chica buena» sirve para casarse. Para ser la mujer que da descendencia al hombre, se ocupa de sus necesidades y aporta estabilidad a su vida. Y «chica mala» sólo sirve para tener relaciones sexuales sin compromiso afectiv. Y lo que es peor, se ve con naturalidad que sean tratadas con una absoluta falta de respeto como personas.

 

El Tema: Sexualidad. Doble Moral Sexual, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoaltelfono.es

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