SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano en Intestino Delgado)
El Sobrecrecimiento Bacteriano en Intestino Delgado (SIBO por sus siglas en inglés) se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado, en particular de los tipos de bacterias que no se encuentran comúnmente en esa parte del tubo digestivo.
Antes de entrar a explicar lo que significa la palabra SIBO es necesario conocer el término de microbiota.
Integrado en la fisiología del individuo, el microbiota corresponde al conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, parásitos, arqueas, virus…) que residen en nuestro intestino y que ayudan tanto en la metabolización de los alimentos digeridos como en la protección de ciertas enfermedades y defensa frente a agentes patógenos.
Aunque el microbiota intestinal se distribuye a lo largo de todo el tracto digestivo existen ciertos lugares anatómicos con mayor concentración bacteriana como lo es el caso del colon.
Por norma general, en el intestino delgado existe menor número de bacterias a causa de la presencia de la barrera gástrica, la acción de los ácidos biliares, la acción de las enzimas pancreáticas y la motilidad del intestino delgado. Sin embargo, en ocasiones, y debido a determinadas situaciones, puede originarse una alteración del microbiota en este órgano específico, y en consecuencia un Sobrecrecimiento Bacteriano que es lo que denominamos SIBO.
Esta alteración en la composición del microbiota no solo puede tener efectos negativos sobre nuestro estado fisiológico, sino que también puede afectar al estado anímico y al peso corporal.
El SIBO ha sido asociado a las siguientes enfermedades: Síndrome de intestino irritable, rosácea, encefalopatía hepática, obesidad, síndrome de Parkinson, fibromialgia, pancreatitis crónica, enfermedad renal terminal y enfermedad inflamatoria intestinal.
Factores de Riesgo
Se han identificado varios factores de riesgo para padecer SIBO:
Anormalidades anatómicas como diverticulosis del intestino delgado
Cambios estructurales post-quirúrgicos, como la resección de la válvula ileocecal, bypass gástrico o Y-de-Roux
Fármacos que disminuyen la motilidad intestinal: narcóticos, anticolinérgicos, antidiarreicos
Hipo o aclorhidria (falta o ausencia de ácido gástrico) por cirugía, gastritis autoinmune, o bien por antiácidos inhibidores de la bomba de protones
Cuando existe una alteración de la motilidad del intestino delgado, como la existente en quienes padecen celiaquía, enfermedad intestinal inflamatoria, enteritis por radiación, adherencias del intestino delgado, diabetes, esclerodermia y amiloidosis.
Síntomas de SIBO
Las molestias más frecuentes del SIBO son:
La distensión abdominal con aumento del perímetro abdominal.
Sensación de digestiones pesadas.
Aumento de gases.
Acidez, diarrea y estreñimiento.
Sin embargo, otras enfermedades como el síndrome del intestino irritable o la dispepsia, entre otras, también presentan una sintomatología muy parecida.
Hay cierto porcentaje de pacientes que no llegan a tener síntomas y se diagnostican por estudios de despistaje.
Consecuencias Nutricionales del SIBO:
Malabsorción de grasas y pérdida de algunas vitaminas.
Leve descenso de proteínas en sangre. Es poco frecuente que conlleve a una desnutrición severa si no hay otra enfermedad intestinal
Déficit de cobalamina (vitamina B12)
Niveles normales o ligeramente elevados de vitamina K y vitamina B9 (folato) por su producción por parte de las bacterias.
En algunos pacientes es un hallazgo casual.
Diagnóstico
Para el diagnóstico del SIBO, la prueba más específica es a través de un cultivo del líquido de la zona intermedia del intestino delgado. Para ello es necesario realizar una gastroscopia, que es un procedimiento invasivo.
Para evitarla, existe otro método de determinación indirecta que es el más comúnmente usado en la actualidad. Consiste en determinar, a través de la exhalación del aliento, la cantidad de hidrógeno y metano, gases que producen las bacterias durante la fermentación. Para poder determinar si existe una producción excesiva de estos gases, se compara la composición del aliento en ayunas y hasta 120 minutos después de tomar carbohidratos.
Otro indicador que puede ayudar a sospechar si es SIBO o no, son los factores de riesgo de cada paciente. El SIBO tiene mayor prevalencia en algunos pacientes, como los que tienen diabetes tipo 1 y 2, los pacientes intervenidos de estómago o intestino o con enfermedad celíaca.
Tratamiento
Para el tratamiento del SIBO es necesario controlar las causas de base. Por ejemplo, en los casos de pacientes con diabetes y SIBO, el normalizar el azúcar en sangre es muy importante antes de iniciar el tratamiento dirigido a controlar la enfermedad.
Por otro lado, en la mayoría de los pacientes es necesario realizar algunas modificaciones en la dieta, por un período de tiempo variable, para evitar otros desequilibrios en el microbiota.
En pacientes con diarrea de larga evolución y mala absorción de nutrientes, es necesario tratar la causa y corregir las deficiencias nutricionales. Para ello, se pueden usar antibióticos orales en pautas adecuadas o de forma cíclica, dependiendo de cada paciente. Se recomienda rifaximina, pero si existe una elevación de metano, habría que utilizar esta combinada con neomicina.
Para pacientes con alergias a los antibióticos, o que no responden correctamente a las dosis óptimas de estos, se puede aconsejar una dieta elemental, de manera temporal, para conseguir la remisión de SIBO. Una dieta elemental es aquella en que los nutrientes están semidigeridos.
Después de la remisión, el SIBO puede reaparecer. Se sugieren algunas opciones para mantener la remisión:
Medicamentos promotores de la motilidad intestinal (puesto que la motilidad es un determinante del flujo y la movilidad del intestino).
Dieta baja en FODMAP o carbohidratos de cadena corta que, parece, favorecen el sobrecrecimiento bacteriano. Teóricamente, una dieta baja en alimentos fermentables disminuye la probabilidad de tal sobrecrecimiento.
El Tema: SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano en Intestino Delgado). Tratamiento, ha sido revisado, elaborado y resumido por la Dra. María Julia Romero Martín, Especialista en Medicina Interna, para publicar en: www.tumedicoinforma.com